El origen del blusón
Hola amigos,
buenas noches. El verano siempre me inunda de nostalgia. Por este motivo, voy a contaros parte de mis raíces; muchas de
las cuales se aúnan con la historia de nuestras tradiciones. Todo tiene una explicación…
Ayer, cuando
fui al Mercado Central, algunos conocidos me felicitaron por este espacio
dedicado a la historia e indumentaria valenciana. Además, me trasmitieron infinidad
de dudas, haciendo hincapié en los blusones. Agradezco que me comunicaran sus
inquietudes. Me
preguntaron un montón de cosas:
·
¿Marian,
sabes cuándo comenzaron a utilizarse los blusones?
·
¿Siempre
fueron negros?
·
¿Se
utilizaban para trabajar o para todas las ceremonias?
·
¿Acaso es
una prenda nueva que se usa para distinguir las distintas Fallas?
Y muchas más…
Lo cierto es
que estaba un poco desbordada y, cuando llegue a casa, no pude evitarlo:
comencé a repasar todo lo que sabía al respecto para publicar una entrada lo
antes posible. Sin embargo, hay tanto por decir, que he decidido hacer dos
entregas: esta es la primera.
Es difícil
marcar una fecha exacta del origen del blusón actual que lucimos en las fiestas
en honor a San José. Parece ser, que en otra época, como recordatorio de las
camisas anchas del estilo imperio del s. XVIII, surgieron las primeras blusas. Prendas
holgadas, tanto en el tronco como en las mangas; abiertas por delante y que solían
alargarse hasta poco más de la cintura. Con el tiempo, se fueron prolongando y
dieron paso a los guardapolvos empleado para trabajar.
Este que
luce el ilustre Ramón y Cajal, sería de los primeros porque mantiene bastantes
atributos de las blusas, pero con largaria de guardapolvo, que en su caso hacía
las veces de bata.
El primero
que vi de niña, lo llevaba mi tío abuelo Vicente de Castellón. Se parecía muchísimo
al hombre de este retrato; similar hechura y vestimenta. Aunque no venga al
caso, ya que lo he mencionado, os diré que sus alpargatas eran de careta y se
las hacía él mismo. Tenían la suela de esparto y las cosía con una aguja
saquera que sujetaba en la palma de la mano y empujaba con una piedra redonda y
plana. Era una práctica común en aquella época; recuerdo que muchas mujeres
sentaban las caretas y las taloneras a la fresca de la tarde en la puerta de
sus casas: se las llamaba tancadoras. Este retrato que tanto me ha recordado a
mi antepasado, es una fotografía que Ramón Gallego tomó a unos labradores hacia
1890. Recogida en el Archivo de Huget.
El blusón
suele llevar un canesú al que se recose el vuelo del mismo mediante pequeños pliegues
o tablas; las blusas antiguas, solían llevar una pieza cuadrada reforzada en
las axilas llamada aixellero para
evitar el desgaste por la traspiración; puesto que era una prenda usada, generalmente,
para trabajar. Los blusones podían ser negros, pero también marrones, azules,
rayados, estampados, con jaretas sobrepuestas, lentejuelas o adornos varios... Dependiendo
del usuario, se llevaban sueltas, abiertas o anudadas, o por dentro de la faja.
Acompañado de pantalones largos.
La magnífica
instantánea que nos acompaña, elimina algunas dudas. Vemos a un cuantioso grupo
de estudiantes y profesores, de distintas escuelas gratuitas y de horarios
flexibles, cada cual ataviado dependiendo de su procedencia y profesión… Eran
tiempos en los que los trabajadores comenzaron a tener interés por cultivarse.

Pero, no
solo vemos distintos blusones en posados ex profeso para una fotografía. En otros
retratos espontáneos, podemos contemplar la variedad de blusones utilizados
desde antiguo.
Cuenta la
leyenda que a la Luna de Valencia se
quedaban a dormir todos los comerciantes, trabajadores, viajeros… que llegaban
a la ciudad cuando habían cerrado las puertas de las Torres de Serrano y de
Quart. Pernoctaban a la intemperie, mirándola… lo más abrigados posibles para
no pasar frío.
Estas, son
unas instantáneas del día a día, de la ciudad del Turia en el último tercio del
XIX. Vemos hombres y mujeres vestidos de faena. Individuos con blusones foscos,
claros, rayados o estampados… también aparecen con camisas y chalecos, trajes
de calle… Señoras con faldas largas, mocadores de coll y faldar, moda
internacional… Debemos pensar que cada perrona tenía su gusto. Al margen de su
condición social y su necesidad.
Ajetreo comercial
en las calles cercanas al Mercado Central y la Lonja de la Seda
El carbonero
Los barberos
Los pescadores
Sin embargo,
no solo se usaba el blusón para trabajar como muestran estas reproducciones de
días festivos del último tercio del XIX, en donde la moda internacional
convivía con la tradicional, incluido esos blusones de colores sobre las
camisas, cuyos cuellos siempre se veían.
Domingo de
paseo
Día de Todos
los Santos en el Cementerio Municipal de Valencia; panorámica excelsa del
abanico de posibilidades del vestuario de nuestros antepasados. Blusones para
todos los gustos…
Diferentes modelos de blusones antiguos
Piezas
originales de la última década del s. XIX del traje popular masculino de
labrador que pueden verse en el Museo Municipal de Requena. Apreciamos un pantalón
de paño negro, faja negra de estambre, camisa de tejido de algodón rayado y
blusa corta de trinche para fiesta, con adornos de lorzas y bordados. Veis, el
blusón, también se ha usado para ceremonias, sobre todo en las comarcas del
interior de Valencia.
Blusón de
algodón degradé de la década del 20. Curiosamente, es de las pocas imágenes
donde no se ve el cuello de la camisa interior. Fotografía de Vte. Talens,
recogida en el Archivo de Huget.
Valenciano de
1870 luciendo un lujoso traje que incluye un blusón con adornos. Fotografía de
Valentín Pla.
Pareja de labradores
ataviados de invierno. El hombre con un blusón por dentro de la faja en
tonalidad oscura con botones claros de tamaño considerable; se advierte un ribete de terciopelo en el
canesú y los puños.
Blusón rayado
de finales del XIX con adornos de jaretas lisas en puños y acabado. Fotografía de
Valentín Pla.
Blusón liso de
finales del XIX en tono claro y puños oscuros, anudado. Fotografía de Valentín Pla.
Pareja de
morellanos ataviados de invierno, uno con blusón claro y el otro oscuro. Legado
de José Pascual, principios del s. XX.
Como todas
las prendas, los blusones, a lo largo del tiempo sufrieron numerosas
variaciones e incluso llegaron a extinguirse como tales. En la imagen siguiente
de la década de los 20, vemos un posado en el interior de un molino de Játiva,
donde el caballero porta camisa, chaleco y el blusón reconvertido en
guardapolvos. Antiguamente, el estilo cebolla –una prenda sobre otra—, era la
tónica utilizada en la moda.
Si antes era
a la Luna, ahora, es al Sol de Valencia
el que despide a comerciantes que salen de la ciudad por las Torres de Quart y
retornan a sus casas.
Poco a poco,
los estamentos sociales acoplaron su vestuario al internacional y, posiblemente,
el blusón cayó en desuso… Pero podemos decir con total seguridad, que fue una prenda muy utilizada. En la próxima entrada
hablaremos de su resurgimiento del blusón en las comisiones falleras.
Espero os
haya gustado esta entrada dedicada al origen de nuestros queridos blusones. La segunda
parte en dos semanas.
Un abrazo,
Marian
©Marian
Genovés - julio 2015
Imágenes y bibliografía
·
Aproximación de la indumentaria
tradicional en el campo de Requena-Utiel. 1789-1914. Museo de Requena.
·
Valencia en 1888. Ayuntamiento de Valencia.
· Indumentaria valenciana siglos XVIII-XIX, de dentro afuera y de arriba abajo por Mª Victoria Liceras.
·
Falles de cartó. Ayuntamiento de Valencia.
·
Memoria de la luz. Fotografía en
la Comunidad Valenciana. 1839-1939. Generalitat Valenciana.
·
Na Jordana-100 anys. 1884-1984. Falla Na Jordana.
·
Imágenes tomadas de la red y de la colección privada de Marian Genovés.
·
Redacción, Anna Genovés.