Blog sobre la historia y la evolución de las tradiciones valencianas

domingo, 22 de noviembre de 2015

Detrás del escaparate



Detrás del escaparate


Buenas tardes, queridos amigos y lectores. En esta ocasión, me acerco a vosotros para compartir una entrada que habla de las personas que están detrás de los escaparates. Esas que posibilitan un acabado perfecto en las prendas. ¡Chapó por ellas!

Como ya mencionamos en la publicación anterior, la renovación de la indumentaria valenciana dieciochesca, surgió a finales de los 80 y ha ido afianzándose, poco a poco, hasta llegar a la actualidad. Por suerte, hoy en día, casi todos los falleros y falleras tienen un traje inspirado en el siglo XVIII. Recordemos que esta moda la trajeron los borbones de la mano de Felipe V, pero, en un principio, no tuvo demasiada aceptación. Ahora, ha sucedido al contrario: todos deseábamos vestirnos con las galas de nuestros mayores. Desde luego, los tiempos han cambiado muchísimo; hace años era casi imposible localizar documentación sobre la misma. Por suerte, hogaño, contamos con innumerables fuentes de información a las que acceder con facilidad, algo que me sorprende día a día.

Cuando me acerco al comercio de mi hija, l’Agulla d’Or, detrás del escaparate y mostradores, veo a las personas que elaboran artesanalmente nuestra indumentaria y sus complementos. Algo que se aprecia en el remate final de todas las piezas. Modelos que iremos desvistiendo en publicaciones venideras.
 
En esta composición del escaparate de l'Agulla d'Or, año 2012, vemos, a la izquierda, una reproducción dieciochesca aderezada con un jubón de manga codera, junto a una falda de terciopelo estampado con realce. El maniquí central lleva una negrilla sobre el saragüell; chupetí bajo la chupa y complementos. En el otro lado, un precioso jubón de terciopelo labrado en seda del l’Atelier y una falda con madrás.
 
 
 
Al margen, hay momentos en la vida en las que conoces a personas de gran valía, que trabajan como lo hacían nuestras tatarabuelas; amigas que siempre son una caja de sorpresas: saben hacer ganchillo, bolillos, calcetines con cinco agujas y sin costuras, macramé, ojales y bolillos a mano, barret, abalorios antiquísimos (carambas, manillas…); envarado con palmitos o margalló, moldura de ramín, médula, esparto… y otras laboriosidades casi extinguidas. Os dejo unas muestras esclarecedoras...

 
 


Los trajes de majos o goyescos son un estilo de vestuario representativo de Goya a partir del último cuarto del s. XVIII que se extendió por toda la península. En este lienzo del maestro, El Baile de San Antonio de la Florida, 1776-77, se aprecian los detalles. En la búsqueda incesante de representar las diferentes clases sociales, el artista nos muestra a las damas vestidas de majas con falda de vuelo grácil unos centímetros por arriba del tobillo, delantal y farfalar o doble cenefa. Jubones ceñidos con adornos en los hombros, escote y botonadura, redecilla goyesca con peinetas laterales y cinta con cholla en el cuello; calzado de fina punta. Los hombres ataviados de majos, con calzón ceñido hasta la rodilla, chupetí, casaqueta con filigranas, barret con múltiples borlas (estilo goyesco), medias y escarpines con hebilla.

Otros accesorios son los tocados que se usan para cubrir total o parcialmente la cabeza. En los femeninos se incluyen peinados y adornos de cabello con todos sus elementos; entre ellos, las cofias o albanegas, cuyos vestigios se remontan a finales del s. XIV. Si bien, fue en la Revolución Francesa cuando el pueblo la puso de moda como un elemento campestre para cubrir la melena. Básicamente, es un tipo de casquete de tela o punto tejido a mano, con un borde de volantes y una cinta. A partir de la época victoriana, su uso quedó relegado a servidumbre y enfermeras. De hecho, se siguen utilizando en diversos uniformes.

 

Distintos complementos arcaicos que usamos como guías para elaborar prendas fieles a su origen son, por ejemplo:

 
Asimismo, siempre aplicamos técnicas manuales en la preparación de los trajes dieciochescos. A veces, las imágenes son más útiles que las palabras...


 

 
 
De igual forma, a través de tiempo se han ido incorporando elementos y habilidades de costura novedosas; por ejemplo, antiguamente, el hilo de las camisas lo tejían las mujeres a la fresca de la tarde en las puertas de las barracas. Posteriormente, surgió el lienzo de botiga de tonalidad más clara. El pueblo recogía los capullos desechados en las fábricas sederas para elaborar las sedas que lucían en evento especiales. Estas instantáneas, en las que vemos la elaboración y resultados de los capullos de seda, hablan por sí solas...

 

 
Una de las prioridades de l’Agulla d’Or, es respetar los quehaceres y la elaboración de nuestros antepasados sin perder su esencia; perfeccionada con los conocimientos actuales. En el s. XVIII se trabajó a mano y en el XIX a máquina. Actualmente, tenemos métodos adicionales que se acomodan mejor a nuestros cuerpos, respetando los materiales y diseños del pasado. Fijaos es este hermoso traje, fiel reproducción dieciochesca, confeccionado a principios del s. XXI en seda:

 
Amigos: esto es todo por hoy. Hay tanto de lo que hablar que desconozco hasta dónde llegaremos…
Un abrazote, Marian
©Marian Genovés
Bibliografía
Wikipedia
La evolución de la indumentaria valenciana desde finales del siglo XVIII hasta  nuestros días – I. Llibret de la Falla del Mocador de Sagunto, 2008.
La evolución de la indumentaria valenciana desde finales del siglo XVIII hasta  nuestros días – II. Llibret de la Falla del Mocador de Sagunto, 2009.
Imágenes de l’Agulla d’Or
Redacción y fotomontaje, Anna Genovés

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domingo, 15 de noviembre de 2015

El renacimiento de la indumentaria del siglo XVIII en las Fallas



El renacimiento de la indumentaria del siglo XVIII en las Fallas
Buenas tardes, queridos amigos y lectores. En esta publicación voy comentar varias imágenes de entradas anteriores, haciendo hincapié en las prendas que llevan puestas los modelos. Algo necesario para el tema tan maravilloso que tratamos: El renacimiento de la indumentaria del siglo XVIII en las Fallas. Unas fiestas populares en honor a San José carpintero, conocidas en todo el mundo.
Sin duda, la señorita Carla Muñoz Antolí-Candela, FMV en el año 1991, marcó un antes y un después en los trajes que lucimos en las fiestas josefinas. En los retratos siguientes, cedidos mayormente por su mamá para un desfile benéfico que hicimos en el Alameda Palas durante los meses de su reinado, se aprecia que sus trajes tenían un aire diciochesco que sirvió como catapulta para el restauración de La Indumentaria tradicional valenciana.





El hito que marcó la FMV de 1991, se extendió por las comisiones falleras como la pólvora, y, con más o menos fuerza, dio paso a dicho florecimiento. Fueron años de transición en los que todavía no diferenciábamos muchas de las prendas del s. XVIII ni tampoco sus complementos o, incluso los peinados apropiados para estos ropajes desempolvados de los baúles de nuestros tatarabuelos: un solo topo; que, indudablemente, cada valenciana lo peinaba a su gusto para verse lo más favorecida posible. Algo que observaremos en algunas de las fotografías que nos acompañan.
Las primeras, son del desfile-exposición que, Els Guinyols, realizó en la Gallera de Alzira, mostradas en la entrada anterior.
En la primera, aparece la señorita Mapo (componente del grupo de baile Alimara), luciendo una basquiña del s. XIX; por tanto, va peinada con tres topos. Acompañada por Rafa, vestido con una brusa o blusón de la misma época y un calzón por debajo de la rodilla del dieciocho. ¿Por qué? Os preguntaréis. Porque la moda no se instala de un día a otro, sino que lo hace de forma paulatina. Por este motivo, a veces, usamos unas prendas más modernas que otras.

En la ilustración venidera, aparecen dos señoritas con trajes dieciochescos, ambas con un solo moño trabajado de distinta forma: algo muy particular que decide la persona que lo lleva. El traje coral de seda brocada (muy afrancesado), lleva manteletas bordadas al tono, y correspondería a un atavío de la alta burguesía. El traje verde-morado (pintado a mano), lleva un lazo trasero o flock bordado y una falda con farfalar; es un traje de gala.

Esta hermosa imagen de la escalinata principal de la Gallera de Alzira, nos muestra a un grupo de valencianos que participó en el desfile. En primer lugar, hay un trío de niños; el chavalillo va vestido con un traje del uniformismo fallero. Las dos niñas, que eran Falleras Mayores Infantiles, portan los trajes de sus Exaltaciones. En el segundo escalón, una jovencita con mocador de cap vestida con un traje de trabajo de algodón rojo; delantal largo, sombrero y espardenyes. Detrás, dos mozos bien parecidos con calzón por debajo de la rodilla y chupa de terciopelo; uno con rodina. El otro con barret y escapulario en el cuello. Junto a él, una señorita con un traje verde del s. XVIII, engalanado por un estilizado jubón de manga larga. Un poco más arriba, avistamos a una señorita luciendo un precioso traje blanco con aderezo de coral; muy propio del Mediterráneo. Esta impronta de principios de los 90, corrobora que, Els Guinyols, fue un comercio pionero en la recuperación del vestuario de nuestros antepasados.

En el posado de esta bellísima instantánea, aparece una señorita y una pareja de niños. La joven luce una reproducción de un jubón original, junto a una falda de terciopelo estampado con realce. El niño lleva una negrilla sobre el saragüell; chupetí y complementos. La niña va vestida de labradora en un día festivo –peinada con un solo moño—, con justillo y camisa de manga afarolada (posiblemente, inspiración de la manga de farol que lucimos en el corpiño del traje típico de las Fallas).

Para aclarar de dónde vino la moda de la manga afarolada, os dejo varios cuadros que el pintor José Mongrell realizó entre finales del XIX y principios del XX.
Por otro lado, no podemos olvidar que en nuestra indumentaria existen dos vertientes muy significativas:

Traje típico de valenciana: el que se utiliza en nuestras fiestas falleras, conocido como oficial. Confeccionado a partir de piezas tradicionales e identificativo allá dónde vayamos, incluidas las provincias de Castellón y Alicante. Las prendas del traje se acomodan según las costumbres, evolución de cada época, moda del momento y gustos de los usuarios; aunque se luche para que sigan fieles a sus orígenes, no siempre se consigue. Pese a ello, toda manifestación de indumentaria valenciana forma parte de nuestra Historia Contemporánea.
Traje tradicional de valenciana: el adoptado en las Fallas siguiendo la historia y tradición que, basada en el siglo XVIII, comprende un largo recorrido histórico con origen en la aristocracia, burguesía y pueblo llano de dicho siglo. Este traje debe ser fiel a sus raíces para mantener las esencias de antaño.
En la representación próxima, un singular posado: un trío de jóvenes. Él con negrilla sobre el saragüell y chupetí bajo la chupa; faixa y complementos. La joven de celeste, lleva un traje tradicional de valenciana del s. XVIII, peinada con un solo moño y raya al lado. La señorita con el vestido morado, luce un pulcro traje típico de valenciana; peinada con tres topos.


Como curiosidad, estos retratos de bunyoleras de la primera mitad del s. XX y uno de Marta Agustí con un traje de indiana, de 2009. En los cuatro, las señoritas y señoras, van con un solo moño peinado de distintas formas; seguramente porque se veían más guapas o por influencia de la moda internacional en las tres primeras. Algo que tomó arraigo y sentó las bases en décadas posteriores.





Para finalizar, estas reproducciones de trajes dieciochescos de caballero; surtidos por pantalones por debajo de la rodilla, chupetí bajo chupa y capa; complementos y filigranas. Eso sí, negros… Es inevitable compararlo y pensar en el exhibido durante la época del uniformismo fallero. Si alargamos los pantalones y quitamos los chupetís… ¿ya me diréis…?


Está claro que la historia se reescribe constantemente y que los errores son inevitables, máxime cuando la documentación es escasa. No obstante, cada persona puede vestir, dentro del nutrido guardarropa de nuestros mayores, como más le agrade. Lo verdaderamente importante es que las parejas luzcan galas de la misma época y, por supuesto, no mezclar estilos.

 

Hasta la próxima. Ahora, ¡a disfrutar de la tarde del domingo! Aunque sea negra porque todos somos Francia. Besos, Marian


©Marian Genovés

Bibliografía
La Indumentaria Tradicional Valenciana de Francesc Xavier Rausell Adrián.
Apuntes de Marian Genovés.
Fotografías de las colecciones privadas de Carla Muñoz Antolí-Candela, Marian Genovés o tomadas de Internet.
Redacción y fotomontaje, Anna Genovés.

P.D. No os olvidamos

 
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sábado, 7 de noviembre de 2015

Apuntes: recuperación de los trajes tradicionales valencianos


 
Apuntes: recuperación de los trajes tradicionales valencianos

Queridos amigos. Como hemos visto en la entrada anterior: l’Indumentària d'un poble, unsigne d'identitat – VII. Uniformismo fallero, de prendas antiguas a unificadas, El uniformismo fallero partió desde distintos cauces y tomó forma en los 60 de la mano del Presidente de JCF Juan Martí Belda, para permanecer entre nosotros durante más de dos décadas. En los 80 los estudiosos escribieron numerosos libros para salvaguardar nuestras tradiciones; desempolvaron los escasos documentos sobre la Indumentaria tradicional valenciana y recuperaron esas prendas guardadas en  andanas, baúles o museos... Entonces, los falleros más atrevidos, comenzaron a usarlas en las fiestas en honor a San José. Este niño de finales de esa década, viste como un labrador del XIX, por ejemplo...
 
En 1991, la señorita Carla Muñoz Antolí-Candela, FMV, luce por primera vez las galas dieciochescas de nuestros antepasados en diferentes trajes. Este hecho marcó un hito en todas las comisiones falleras que, a partir de dicha fecha, fueron proclives a la recuperación de La indumentaria tradicional valenciana.

Els Guiyols, fue uno de los primeros comercios que se unión a este renacimiento de La indumentaria tradicional valenciana, confeccionando trajes artesanales como muestran estas improntas…


 

 





Para que no caiga en el olvido, las imágenes siguientes, dedicadas a los trajes masculinos, pues los hombres sufrieron mayormente El uniformismo fallero, nos recuerdan, cómo dicho uniforme, era fruto de prendas anteriores. Esta es una litografía del XIX:


La segunda, nos muestra la reproducción actual de dichos trajes:

 
Este retrato es un original del siglo XIX, imaginemos por un momento que  la chupa y los pantalones del joven, son negros...


Este instantánea es un original del siglo XX:

 
Si miramos con detenimiento estas fotografías, veremos que no existe tanta diferencia entre los trajes masculinos; todos compuestos por chupa, calzón por la rodilla –con o sin calzón interior— o bien, pantalón largo, faixa o fajín (estampado, liso, utilizando otra prenda como en la fotografía de la pareja, que parece llevar un mantón sujetando los riñones… y que, además, porta chupetí), espardenyes o zapatos de calle, mocador de cap con o sin sobrero, chupetí o blusón, y diversos complementos... Parece estar claro que, a la hora de crear el traje que lucieron los hombres durante El uniformismo fallero, se pretendía  recoger distintas prendas de nuestros antepasados. Aunque, lo verdaderamente hermoso, es poder elegir cuál usar en las Fallas; cada uno, a su gusto y siguiendo las tradiciones de nuestros mayores. Para esos están.
 
Un abrazo, Marian Genovés
©Marian Genovés

Bibliografía
La Indumentaria Tradicional Valenciana de Francesc Xavier Rausell Adrián.
Indumentaria Valenciana en las comarcas del norte de Valencia de Paquita Roca e Inmaculada Puig.
Apuntes de Marian Genovés.
Fotografías del archivo de Marian Genovés e Internet.
Redacción y fotomontaje, Anna Genovés
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