LA INDUMENTÀRIA D'UN POBLE, UN SIGNE
D'IDENTITAT – V
La década de los 50
Buenas tardes, amigos. En esta ocasión, estoy con vosotros para
mostraros esta nueva entrega de LA INDUMENTÀRIA D'UN POBLE, UN SIGNE
D'IDENTITAT. Este quinto capítulo, abarca la década
de los 50. Abriremos y cerraremos con las FMV de 1950 y 1959, respectivamente.
Esta
década, está repleta de momentos divertidos y, otros, entrañables e incluso
trágicos, que veremos a lo largo de las fotografías…
En las
siguientes instantáneas, maravillosas y afectivas, vemos a una comisión
fallera, incluida su Fallera Mayor, donando comida a los pobres. Se aprecia la
indumentaria oscura y roída tanto de los mayores como de la chavalería. De esos
mismos años, una presentación fallera y diversas imágenes. En todas sucedes lo
mismo… Mujeres de negros, falleras con trajes largos, mandiles cortos, niños falleros
mayoritariamente ataviados de torrenti.
Y hombres con traje de calle, incluso con
gabán o abrigo.
El traje que utilizaban las falleras, niñas y mujeres en general,
llevaba todo tipo de complementos y la confección era bastante más minuciosa
que en años anteriores. Los delantales eran más bien cortos para las faldas
tobilleras que lucían. Una curiosidad que tomó fuerza en esta década, fueron
los lazos traseros excesivamente largos que se dieron a conocer con el nombre
de lazos mariposa por el paralelismo
con las alas de estos hermosos insectos; mayormente, sujetos con alfileres de cabeza blanca. Los peinados,
solían llevar tres topos con ondas en la parte delantera y raya al medio.
Como anécdota
graciosa, este retrato de 1955, donde las señoritas van ataviadas para un acto
religioso porque llevan ramo de flores, mantilla y corpiños de manga larga (posiblemente,
incluso fuera la Ofrenda de Flores a la Virgen de los Desamparados, por las
personas emplazadas en las aceras –sentadas y de pie—), exhibiéndose sobre Vespas; señal de la importancia que
supusieron en su momento estas motocicletas italianas. Los acompañantes, todos, trajeados y solmenes. Esos sí, con
pajarita o corbata, chaleco claro o sin él. En fin, los hombres iban vestidos
con los trajes de los domingos, cada uno
a su manera…
Pero antaño, existían muchas fiestas populares y religiosas que
fueron desapareciendo por el arraigo del las Fallas. Una de ellas era la que se
celebraba en las calles del barrio de Ruzafa en honor a la Virgen del Carmen. Había
xocolatà con panquemado, representaciones artísticas, puestos de mercado y cabalgata con caballos engalanados, para los
vecinos. Este retrato la recoge…
Pasado el primer lustro de los 50, aparecen mozuelos incluso caballeros, vestidos de torrenti…
Tras la riada de principios de octubre del 1957, las Fallas
estuvieron a puntos de no celebrarse. Pero en una junta extraordinaria de
finales de año, las comisiones falleras votaron para que se plantaran. Se llamaron
las Fallas de la Gratitud porque
todas las regiones de España contribuyeron económicamente para que se
realizaran y los valencianos recuperaran el ánimo perdido. La corte de honor de
la FMV de 1958, señorita Encarnación Amorós Lluch, se compuso de una joven de
cada región del país.
En esta década, comenzaron a verse trajes preciosistas que cuidaban con esmero hasta el último detalle, como muestra la imagen anterior, donde una radiante joven, luce una verdadera joya.
Amigos, y esto es todo por hoy. Hasta la próxima. Un abrazo,
Marian
©
Marian Genovés
Abril de 2015
Imágenes cedidas de colecciones
privadas o tomadas de la red.
Ampliación septiembre de 2015
Como vemos
en esta imagen aportada por las hermanas Vicen y Rosa Company Méndez en
septiembre 2015. A principios de los 60, seguían utilizándose los lazos
mariposa.
Abrazos, Marian
© Marian Genovés
Fotografías
de las colecciones privadas de las hermanas Company Méndez. Marian Genovés
Redacción y
fotomontaje, Anna Genovés