Blog sobre la historia y la evolución de las tradiciones valencianas

sábado, 6 de junio de 2015

Delantales largos y cortos: los 'tapafigues'





Delantales largos y cortos: los 'tapafigues'
 
Buenas tardes, queridos amigos. En esta ocasión, hablaré de los delantales, haciendo hincapié en los tapafigues. Muchos de vosotros, sabréis a qué me refiero por el mero hecho de hablar nuestra lengua y saber que la palabra está compuesta por dos vocablos; de un lado: tapa. Y de otro: figues. Conocemos de sobra el significado de ambos. Un tapafigues es un delantal corto. En general, el mandil es una pieza que ha sufrido numerosos cambios a lo largo de su historia. En el vestuario valenciano, ha sucedido lo mismo. Algo que apreciamos en las imágenes contiguas, que, aunque modernas, muestran  diversos mandiles, dependiendo del traje utilizado. Su acompañante, exhibe la vestimenta apropiada para escoltarla; revelando la riqueza de los trajes masculinos valencianos.
 



 
La primera vez que escuché el nombre de tapafigues por un entendido en la materia, fue en la Casa de Oficios, diseño y moda. Enrique Martí i Mora; un hombre que dedicó su vida a la recuperación del  patrimonio valenciano, daba una conferencia. Y, abiertamente, lo mencionó. Sobre sus orígenes hay varias historias. La más castiza, cuenta que los tapafigues lo utilizaban las mujeres casadas para advertir que sus partes púdicas estaban ocupadas. Si esto es cierto, las solteras no debían utilizarlo. Es por ello, que su largaría llegaba justo a la parte alta de los muslos. ¿Y por qué no? La fotografía siguiente data de 1870 y, la valenciana, porta tapafigues. Como vemos, en la misma fecha, también se usaban delantales largos.
 
Esta mítica fábula, no impide la función básica del mandil como pieza para el resguardo de la ropa de calle mientras se trabaja. Lo hacemos ahora, y, digo yo, que lo harían antes. Si tenemos en cuenta esta función, podríamos pensar que cuando nos vestimos de aristócratas valencianos, no necesitamos llevar delantal, puesto que ellos no trabajaban. Pero, la historia es un ir y venir de repeticiones. Los campesinos copiaban la ropa de los señores, también sucedía a la inversa. Así pues, muchas señoras llevaron mandil por el gusto de hacerlo: como adorno. Con el tiempo, el pueblo hizo lo mismo; de lo contrario, nos limitaríamos a llevar delantales sin ornamentos. Estas instantáneas muestran a una señorita ataviada con un precioso traje aristocrático de corte afrancesado, junto a un bello traje de indiana: ambas con cernedero.

 
 
Así pues, los mandiles que se han utilizado en los trajes de valenciana, han sido cortos y largos, de tul, batista u organzas, entre otros tejidos... Con adornados o bordados de lentejuelas y/o hilo de oro, formando dibujos múltiples. A veces, rematados con puntillas que ennoblecen la silueta de la prenda. En lo últimos años, se emplean grandes con tejidos de organdís o linos de finísima textura, complementados con adornos en realce o recorte que forman opulentas filigranas.  Algunas diferencias acusadas…
 
 
 
 
 
 
 
Al margen de las anécdotas contadas, desde mi humilde punto de vista, a lo largo del tiempo, los delantales utilizados en los trajes de valenciana, han evolucionado con la moda. No obstante, no es difícil ver a una valenciana luciendo los trajes de las fiestas falleras con falda larga y tapafigues. Lo vemos en esta instantánea, donde coexisten algo más que delantales de distinta largaria. Podría tratarse de trajes heredados o conjuntados con prendas de diversas personas por falta de solvencia económica. Pero, también puede significar la convivencia de ambos estilos.
 
Lo que es indiscutible, es que los tapafigues, proliferaron en la década de los 60; consecuencia directa de la moda internacional: la minifalda. Las faldas de valenciana, se acortaron tanto que no se podían llevar mandiles largos. Eran pequeños y, por lo general, bordados con lentejuelas. Os dejo una muestra bastante amplia de los mismos a lo largo de las décadas. El cómo o el por qué de su existencia lo dejamos en el aire, para que cada uno, imagine su propia historia… Desde luego, a partir de los 80, los delantales adquirieron un tamaño considerable; dejando los tapafigues guardados en el baúl de los recuerdos.
 



 
Un abrazo muy fuete y feliz fin de semana. Hasta la próxima,
 
Marian
 
©Marian Genovés Badenes
 
Fuentes: La evolución de la indumentaria valenciana desde finales del siglo XVIII hasta  nuestros días – segunda parte. Llibret de la Falla del Mocador de Sagunto, 2009. Por Marian Genovés,
Las imágenes están cedidas de colecciones particulares,  en esta ocasión, mayoritariamente, de nuestra querida amiga Amparo Vilar. Junto a otras tomadas de la red,
Redacción, Anna Genovés.
 

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