l’Indumentària
d'un poble, un signe d'identitat – VII. Uniformismo fallero, de prendas antiguas
a unificadas.
Buenas noches, querido
amigos, retomamos el larguísimo capítulo dedicado a l’Indumentària d'un poble, un signe d'identitat - VII. Apartado segundo y último del uniformismo fallero. Hablaremos del polémico traje de los hombres
y, también de los cánones que siguieron las mujeres. Siguiendo el apartado anterior:
l’Indumentària d'un poble, un signed'identitat – VI, El inicio del uniformismo fallero en el hombre.
Recordemos que el origen de este equipamiento se remonta a la postguerra española. Fue tras la Guerra Civil Española cuando surgió por primera vez esta moda que, simulando al uniforme militar, materializó en nuestras provincias el surgimiento de un movimiento denominado Uniformismo. Pero también existía una cierta homogeneidad en los atuendos de los grupos folklóricos arcaicos como vemos en estas retratos … En los dos grupos, el traje de los bailaores tiene cierta similitud con el utilizado por los falleros durante la etapa del uniformismo fallero. Las mujeres salimos mejor paradas porque, como siempre, somos más coquetas y dejamos volar nuestra imaginación para vestirnos con aquello que mejor nos sienta.
No podemos olvidar que el uniformismo era el reflejo de las carencias que sufría la
sociedad. Los ropajes análogos trataban de homogeneizar a los miembros de la
misma, entre otras cosas, para tamizar las diferencias sociales. Del mismo
modo, y trasladándonos al entorno fallero, las comisiones falleras, guiadas por
Martí Belda, acoplaron
estas ideas a los atavíos de los festejos de San José. Sin embargo, hay muchas historias al
respecto, una de ellas la cuenta la Falla Bolsería en su blog. Dice así:
…«En 1.957, la Falla tenía una comisión masculina
formada por un grupo de solteros que pasó a denominarse como sobrenombre Els Fadrins. Por aquel entonces no existía el denominado traje de fallero, se utilizaba un traje de
chaqueta normal, y llevaban junto a la corbata, un distintivo de la Senyera con
el escudo de la comisión fallera. Sirva como anécdota, que cuando en 1.962, J.C.F
aprobó el llamado traje de fallero negro,
el cual llevaba colgando del fajín las borlas del barret de llaurador, la comisión en señal de protesta, por estar en
desacuerdo con dicho traje, decidió no llevar las citadas borlas.»…
Resulta que no solo sucedía en esta falla, sino en
muchas otras como apreciamos en esta fotografía de la Falla Carretera Escrivá
de 1955, llevaban el traje de calle con distintivo de la Senyera:
O Como esta otra historia publicada en el periódico gratuito Que.es de
Valencia, que ya utilicé en otra entrada, un medio de comunicación bastante
leído…
Como la mayoría de
historias del pasado, aunque sea reciente, sucede lo mismo: las tradiciones van
de bocas a oídos, y, pasados los años, la verdad es incierta. Pese a ello, siempre
existe una columna vertebral que guía los procesos de cambio. Voy amostraros un
extracto de la entrevista que el periodista Pedro Ortiz le hizo a José Picó Añón –secretario de
JCF en la década de los 60—, para el diario Las Provincias en junio de 2012. Me
parece bastante esclarecedora...
…«–¿De qué modo se incorporó a la
JCF? –Pregunta el periodista
–Juan Martí Belda, que era concejal y presidente de Ferias y Fiestas, me invitó. Fui secretario del 66 al 72. –Contesta el ex secretario de JCF.
–¿Martí Belda fue muy polémico?–Siempre estaba pensando y calculando qué cambiar. Recuerdo cómo introdujo la Senyera en las fallas.
–¿La Senyera en las fallas?
–Todos los adornos de las fallas eran banderas nacionales y, a Juanito, se le ocurrió hacer copias de la Senyera del Ayuntamiento y regalárselas a las autoridades... «Muy bonita, muy bonita», dijo el gobernador. «¿Qué le parece si para Fallas la colgamos junto con la nacional?», preguntó MB. «Ah, pues bien, no estaría mal», contestó el gobernador.
»El Ayuntamiento ponía unos triales para tres banderas nacionales. Pero ese año se puso la bandera nacional en el centro, y, a los lados, dos Senyeras. Al año siguiente, la nacional desapareció y las comisiones falleras sacaron Senyeras de papel.
»La Ofrenda tal y como se conoce, actualmente, también fue idea suya.
–Juan Martí Belda, que era concejal y presidente de Ferias y Fiestas, me invitó. Fui secretario del 66 al 72. –Contesta el ex secretario de JCF.
–¿Martí Belda fue muy polémico?–Siempre estaba pensando y calculando qué cambiar. Recuerdo cómo introdujo la Senyera en las fallas.
–¿La Senyera en las fallas?
–Todos los adornos de las fallas eran banderas nacionales y, a Juanito, se le ocurrió hacer copias de la Senyera del Ayuntamiento y regalárselas a las autoridades... «Muy bonita, muy bonita», dijo el gobernador. «¿Qué le parece si para Fallas la colgamos junto con la nacional?», preguntó MB. «Ah, pues bien, no estaría mal», contestó el gobernador.
»El Ayuntamiento ponía unos triales para tres banderas nacionales. Pero ese año se puso la bandera nacional en el centro, y, a los lados, dos Senyeras. Al año siguiente, la nacional desapareció y las comisiones falleras sacaron Senyeras de papel.
»La Ofrenda tal y como se conoce, actualmente, también fue idea suya.
La innovación que introdujo MB de utilizar la Senyera en las Fallas, ya
existía en otras celebraciones desde tiempos remotos; como denota esta curiosa imagen de 1889. Año en el que Lo Rat Penat conmemoró La feria de julio
portando dos Senyeras en la carroza. Pero además, los jóvenes exhiben unos
trajes bastante similares a los que lucieron los hombres durante El uniformismo fallero. En realidad, la chaquetilla bruna y el pantalón largo negro, emulaban una especie de torrentí –de ahí que
las chaquetas llevaran brillo, como muchos chupetís
antiguos. Los pantalones se alargaron hasta el tobillo o bien se tomaron de
La moda internacional o de nuestros
antepasados, que también los llevaron largos, como aparecen en esta paradójica fotografía.
El traje de las señoritas es palabra mayor: peinadas de
valencianas, con aderezos, mocador de
coll y mandil, sobre vestidos de La
moda internacional del momento y otros complementos populares...
Exceptuando la que va escoltada por los mozos, seguramente la reina de Los
juegos florales, que parece ir ataviada de valenciana.
»–¿Cuál fue el cambio de las
ofrendas?
–MB cronometró los minutos que tardaba en llegar cada falla desde el casal hasta el punto de concentración, en San Agustín y el Parterre. Luego avisaban por teléfono; así se agilizó la Ofrenda y se evitó que los falleros esperaran tantas horas.
–MB cronometró los minutos que tardaba en llegar cada falla desde el casal hasta el punto de concentración, en San Agustín y el Parterre. Luego avisaban por teléfono; así se agilizó la Ofrenda y se evitó que los falleros esperaran tantas horas.
Horas de espera como muestra la siguiente de La Ofrenda de flores a la
Virgen de los Desamparados.
La estampa posterior, es impactante: tras la espera, la Falla Cervantes
Pare Jofré, desfila en la Ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados de
1960. Y si bien la FM luce un corpiño negro con cuello caja rematado por
puntillas, ellos, visten torrentís
azabache y espardenyes; lo que
corrobora que MB, se fijó en este traje tan nuestro a la hora de elaborar el
‘uniforme’ masculino.
El uniformismo fallero en la mujer, quedó plasmado en los jubones o corpiños cuello
caja negros, que utilizamos todas las falleras en aquellos años... Eso sí,
rematados con puntillitas sencillas o formando pequeñas chorreras, como más nos
gustara. Tampoco es algo que surgiera a partir de los 60. Antes, igualmente se
usaba; aquí os dejo unas muestras…
»–¿MB también impuso el traje negro
de fallero?
–Sí, él cambió los trajes. Se iba a la Ofrenda de particular, uno con traje, otro con blusón, otro de torrenti, otro con corbata, el otro con una flor en el ojal... El traje que algunos llaman ‘traje de cucaracha’ nos igualó a todos. Nos igualaba y era económico.»… Extracto de la entrevista «El traje que algunos llaman de cucaracha, nos igualó a todos» por Pedro Ortiz para el diario Las Provincias en 2012.
–Sí, él cambió los trajes. Se iba a la Ofrenda de particular, uno con traje, otro con blusón, otro de torrenti, otro con corbata, el otro con una flor en el ojal... El traje que algunos llaman ‘traje de cucaracha’ nos igualó a todos. Nos igualaba y era económico.»… Extracto de la entrevista «El traje que algunos llaman de cucaracha, nos igualó a todos» por Pedro Ortiz para el diario Las Provincias en 2012.
Puede que MB, realmente quisiera unificar los
bolsillos y los modelos, pero por desgracia, por este motivo, los
hombres dejaron de lucir los bondadosos
trajes del pasado y pasaron a la
sobriedad de la chaquetilla –simulando la chupa antigua—
y pantalón negro, sobre camisa blanca con chorrera, fajín de distintos colores –dependiendo
del cargo que desempeñara en la falla—, borlas al tono –vestigio de los barrets de nuestros mayores—, y zapatos
de calle. El prototipo llegó a convertirse en imprescindible para cualquier
acto oficial e incluso se podía sancionar al caballero que no lo utilizara. Esta
otra instantánea, también de la ofrenda, corrobora el arraigo que tomó El uniformismo fallero en los 70.
Las ilustraciones sucesivas, corresponden a las
décadas de los 60 y 70…
En la primera, de 1966, pese a que todos los
niños y mozalbetes, lucen uniformados, los adultos siguen llevando trajes de
calle. Es obvio que las modas, impuestas o no, no se homogenizan por igual en
todos los sectores.
En esta, el caballero impone la banda a una niña con corpiño
de M/L negro y sin escote, rematado por puntillas. El señor luce el traje del uniformismo fallero de JCF en el que se
observa que la chaquetilla es de raso con mucho brillo, tal como solían ser los
chupas de los torrentís antiguos. Además, usa lazada en la camisa.
Pero no todas las señoritas exhibían los rigurosos corpiños negros como vemos en esta impronta de 1965, donde la FM de una barriada valenciana, porta un hermoso traje con jubón escotado de color y mantilla blanca
Lo mismo sucede en esta otra impronta de una
Presentación Fallera, donde los caballeros y jóvenes van con el traje fosco de
JCF, sin embargo, pese a que las niñas llevan corpiños negros cuello caja,
algunas señoritas utilizan jubones de M/C del mismo tejido que las faldas.
En pleno apogeo del uniformismo fallero, surge otra moda con ímpetu: la minifalda. En
este caso, los hombres no cambiaron su vestimenta; pero, las mujeres acortamos nuestras faldas.
1967. Primeros vestigios de la minifalda en una
señorita. El Presidente le impone la banda con el uniforme correspondiente a su
cargo: fajín y borlas rojas.
Presentación infantil, donde la niña va
acompañado con un vocal de la comisión masculina –fajín y borlas de color
morado—, que luce con orgullo numerosos bunyols
e insignias.
El uniformismo fallero de los 70...
En la primera imagen, la FMV y su Corte de Honor. Como
detalle significativo, la manga acampanada del corpiño de la primera dama, un
detalle tomado de la moda hippy imperante en esos años –pantalones acampanados
igual que las mangas de las camisas.
Señorita preparada para La ofrenda, luciendo corpiño M/L cuello
caja negro con mixtura de La moda
internacional minifaldera.
Papás con el riguroso traje masculino de JCF, portando a
sus hijas en sillitas de bebé hacia la Ofrenda.
Máximo esplendor del periodo del uniformismo fallero. Desfile de los miembros de la JCF luciendo su
traje con todo el orgullo del mundo. Aquí se diferencian algunos colores de los
fajines...
También algunos famosos, usaron el traje del uniformismo fallero…
Pese a que el uniformismo
fallero comenzó a decaer en los 80, años después se siguió utilizando.
Ejemplo, esta formidable fotografía de
Francisco y Norma Duval en los 90.
Como ya he dicho, en los 80 comenzaron a recuperarse los
ropajes de nuestros progenitores: fueron los hombres más osados, los primeros
en usarlos pese a las miradas hoscas de sus compañeros o incluso los insultos…
Como todas las modas, impuestas o no, tienen un tiempo de adaptación y conviven
con las modas anteriores o las más novedosas.
En esta composición de 1983, aparece un torrentí junto a los trajes del uniformismo fallero duchos por los
hombres de aquellos años.
Posado de la década de los 80, donde el mozalbete luce el
traje del uniformismo con una variante: la chaquetilla es de terciopelo y se ha
alargado.
Entrega del Bunyol
amb fulles de llorer en la Lonja de Valencia, 1984. Todos los componentes
de la comisión masculina lucen con el traje de JCF. Se distinguen los
diferentes cargos de la falla por las tonalidades de los fajines.
En la actualidad, muchos hombres durante Las Fallas suelen
optar por llevar pantalón largo rayado, camisa blanca, chaleco, faja y manta al
hombro.
Por suerte, se están recuperando los trajes legendarios de
nuestros abuelos… Ya sean negrillas, calzón, chupetí, chupas, torrentís, saragüell
u otros avíos tanto del vestuario masculino como del femenino, no lo olvidemos.
Esta estampa es un maravilloso ejemplo del renacimiento de
nuestros trajes tradicionales…
Feliz fin de semana Halloween. ¡Divertíos! ;-)
Un abrazo, Marian
©Marian
Genovés
Bibliografía
Diario Las
Provincias.es
Llibret de
la Falla Mocador de Sagunt, apartado La evolución
de la indumentaria valenciana desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días, por Marian Genovés.
Hemeroteca
Qué.es diario de Valencia
Fotografías
Colecciones
privadas de las hermanas Rosa y Vicen Company Méndez, Amparo Vilar, Natalia, Marian
Genovés, de diferentes amigas y modistas cercanas. Algunas tomadas de Internet.
Redacción
y fotomontaje, Anna Genovés