Buenas tardes, queridos
amigos:
Últimamente he
publicado varias entrada dedicadas al hombre, y, me he dicho a mí misma: «Marian,
¡ya está bien! Ahora toca hablar de la mujer». Pero, voy conversar de les lligacames; una prenda utilizada por
ambos sexos de la que podríamos hablar extensamente por el significado tan
amplio de las mismas. Las lligacames más
antiguas estaban confeccionaban por un cordón o cinta, de 1 a 1’50 metros, que
se anudaba o enlazaba por debajo de la rodilla y que sujetaba las medias para que
no se cayeran. Solían ser de seda, algodón, hilo, lana o punto de aguja. Además,
podían llevar bordados: peces, estrellas, pájaros, llaves; frases amorosas o el
nombre del propietario.
Las láminas siguientes,
nos revelan que, a partir del siglo XVIII, les
lligacames, fueron un complemento de uso común entre muchos valencianos. Dependiendo
del trabajo que tenían y de dónde vivían, se confeccionaban de una u otra forma
y del tejido apropiado a la climatología.
Pero, ¿cuál es su
verdadero origen…? Ciertamente, es difícil de concretar, si bien, son muchas
las historias que han llegado a nuestros días sobre esa pieza que, actualmente
puede llevar la mujer en el día a día, y que ha sido signo de coquetería o
suerte durante siglos... Por ejemplo, las que usan las novias, cuya tradición se
remonta al siglo XIV francés y que hogaño sigue vivo. Este retrato es
posterior, sin embargo, muestra perfectamente cómo una dama aristócrata intentaba
anudarse su lligacames verde.
Sigamos con la leyenda…
En el Medievo, tuvieron connotaciones
fantásticas. Se hablaba de las ligas mágicas
que hacían los magos para recorrer largos trayectos sin cansarse y a toda prisa.
Otra curiosidad nos habla del nacimiento de
la nobilísima orden de caballería de la Jarretera o Garter allá por el siglo
XIV, cuando una dama inglesa bailaba y se le cayó una de sus ligas; un
príncipe la recogió y la tomó por compañera, así nació dicha orden. Es curioso
porque a les lligacames utilizadas
por la burguesía, nobleza y aristocracia, más barrocas, como la que nos
acompaña, se les denominan jarreteras
o charreteras.
Antaño, se sujetaban
mediante hebillas. Como este cuadro de Enrique VIII, donde parece una charretera atada en el lateral por lo que
parece una hebilla; no se ve con claridad.
Cerniéndonos al territorio
nacional, sabemos que nuestros abuelos llamaban a les lligacamenes de
distintas formas: ligagambas, atapiernas, jarreteras (sobre todo entre militares o la nobleza/aristocracia), y
apretaderas. Hoy por hoy, es una prenda habitual en ambos sexos con un
repertorio de frases peculiares, adornos, terminales y tejidos, muy
diferenciados como veremos seguidamente en esta pequeña muestra de lligacames actuales. Cada persona,
conforme a su personalidad, elige…
Lligacames con frases
amorosas como: «Ni me vendo ni me doy ― Sólo de mi dueño soy». «Soy el que te
idolatra ― Hoy veo que me engañabas». «Qui fins açi arribá ― El çels alcançá».
«La risa de mi morena ― Alivia todas mis penas». «Viva mi dueño ― Viva mi
amo»...
O como las siguientes, hechas
a mano con punto de aguja.
Unas muestras de lligacames actuales personalizadas...
Para que no se diga, una lligacames femenino lucido por una valenciana:
Y otros, llevados con medias de colores:
El siguiente, tiene historia: es un original:
Para finalizar, una panorámica magnífica de lligacames actuales...
Espero que os haya gustado. Disfrutad de lo que queda del puente.
Un abrazo para todos, Marian
©
Marian Genovés
Fotografías de las colecciones
privadas de Marian Genovés o tomadas de
la red.
Redacción y fotomontaje, Anna Genovés