Blog sobre la historia y la evolución de las tradiciones valencianas

sábado, 31 de octubre de 2015

l’Indumentària d'un poble, un signe d'identitat – VII. Uniformismo fallero, de prendas antiguas a unificadas.


l’Indumentària d'un poble, un signe d'identitat – VII. Uniformismo fallero, de prendas antiguas a unificadas.
Buenas noches, querido amigos, retomamos el larguísimo capítulo dedicado a l’Indumentària d'un poble, un signe d'identitat - VII. Apartado segundo y último del uniformismo fallero. Hablaremos del polémico traje de los hombres y, también de los cánones que siguieron las mujeres. Siguiendo el apartado anterior: l’Indumentària d'un poble, un signed'identitat – VI, El inicio del uniformismo fallero en el hombre.

Recordemos que el origen de este equipamiento se remonta a la postguerra española. Fue tras la Guerra Civil Española cuando surgió por primera vez esta moda que, simulando al uniforme militar, materializó en nuestras provincias el surgimiento de un movimiento denominado Uniformismo. Pero también existía una cierta homogeneidad en los atuendos de los grupos folklóricos arcaicos como vemos en estas retratos … En los dos grupos, el traje de los bailaores tiene cierta similitud con el utilizado por los falleros durante la etapa del uniformismo fallero. Las mujeres salimos mejor paradas porque, como siempre, somos más coquetas y dejamos volar nuestra imaginación para vestirnos con aquello que mejor nos sienta.


No podemos olvidar que el uniformismo era el reflejo de las carencias que sufría la sociedad. Los ropajes análogos trataban de homogeneizar a los miembros de la misma, entre otras cosas, para tamizar las diferencias sociales. Del mismo modo, y trasladándonos al entorno fallero, las comisiones falleras, guiadas por Martí Belda, acoplaron estas ideas a los atavíos de los festejos de San José. Sin embargo, hay muchas historias al respecto, una de ellas la cuenta la Falla Bolsería en su blog. Dice así:
…«En 1.957, la Falla tenía una comisión masculina formada por un grupo de solteros que pasó a denominarse como sobrenombre Els Fadrins. Por aquel entonces no existía el denominado traje de fallero, se utilizaba un traje de chaqueta normal, y llevaban junto a la corbata, un distintivo de la Senyera con el escudo de la comisión fallera. Sirva como anécdota, que cuando en 1.962, J.C.F aprobó el llamado traje de fallero negro, el cual llevaba colgando del fajín las borlas del barret de llaurador, la comisión en señal de protesta, por estar en desacuerdo con dicho traje, decidió no llevar las citadas borlas.»…
Resulta que no solo sucedía en esta falla, sino en muchas otras como apreciamos en esta fotografía de la Falla Carretera Escrivá de 1955, llevaban el traje de calle con distintivo de la Senyera:

O Como esta otra historia publicada en el periódico gratuito Que.es de Valencia, que ya utilicé en otra entrada, un medio de comunicación bastante leído…


Como la mayoría de historias del pasado, aunque sea reciente, sucede lo mismo: las tradiciones van de bocas a oídos, y, pasados los años, la verdad es incierta. Pese a ello, siempre existe una columna vertebral que guía los procesos de cambio. Voy amostraros un extracto de la entrevista que el periodista Pedro Ortiz le hizo a José Picó Añón –secretario de JCF en la década de los 60—, para el diario Las Provincias en junio de 2012. Me parece bastante esclarecedora...

…«–¿De qué modo se incorporó a la JCF? –Pregunta el periodista 
–Juan Martí Belda, que era concejal y presidente de Ferias y Fiestas, me invitó. Fui secretario del 66 al 72. –Contesta el ex secretario de JCF.
 –¿Martí Belda fue muy polémico?–Siempre estaba pensando y calculando qué cambiar. Recuerdo cómo introdujo la Senyera en las fallas.
 –¿La Senyera en las fallas?
–Todos los adornos de las fallas eran banderas nacionales y, a Juanito, se le ocurrió hacer copias de la Senyera del Ayuntamiento y regalárselas a las autoridades... «Muy bonita, muy bonita», dijo el gobernador. «¿Qué le parece si para Fallas la colgamos junto con la nacional?», preguntó MB. «Ah, pues bien, no estaría mal», contestó el gobernador. 
»El Ayuntamiento ponía unos triales para tres banderas nacionales. Pero ese año se puso la bandera nacional en el centro, y, a los lados, dos Senyeras. Al año siguiente, la nacional desapareció y las comisiones falleras sacaron Senyeras de papel. 
»La Ofrenda tal y como se conoce, actualmente, también fue idea suya.
La innovación que introdujo MB de utilizar la Senyera en las Fallas, ya existía en otras celebraciones desde tiempos remotos; como denota esta curiosa imagen de 1889. Año en el que Lo Rat Penat conmemoró La feria de julio portando dos Senyeras en la carroza. Pero además, los jóvenes exhiben unos trajes bastante similares a los que lucieron los hombres durante El uniformismo fallero. En realidad, la chaquetilla bruna y el pantalón largo negro, emulaban una especie de torrentí –de ahí que las chaquetas llevaran brillo, como muchos chupetís antiguos. Los pantalones se alargaron hasta el tobillo o bien se tomaron de La moda internacional o de nuestros antepasados, que también los llevaron largos, como aparecen en esta paradójica fotografía.
El traje de las señoritas es palabra mayor: peinadas de valencianas, con aderezos, mocador de coll y mandil, sobre vestidos de La moda internacional del momento y otros complementos populares... Exceptuando la que va escoltada por los mozos, seguramente la reina de Los juegos florales, que parece ir ataviada de valenciana.

»–¿Cuál fue el cambio de las ofrendas?
–MB cronometró los minutos que tardaba en llegar cada falla desde el casal hasta el punto de concentración, en San Agustín y el Parterre. Luego avisaban por teléfono; así se agilizó la Ofrenda y se evitó que los falleros esperaran tantas horas.
Horas de espera como muestra la siguiente de La Ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados.
La estampa posterior, es impactante: tras la espera, la Falla Cervantes Pare Jofré, desfila en la Ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados de 1960. Y si bien la FM luce un corpiño negro con cuello caja rematado por puntillas, ellos, visten torrentís azabache y espardenyes; lo que corrobora que MB, se fijó en este traje tan nuestro a la hora de elaborar el ‘uniforme’ masculino.
El uniformismo fallero en la mujer, quedó plasmado en los jubones o corpiños cuello caja negros, que utilizamos todas las falleras en aquellos años... Eso sí, rematados con puntillitas sencillas o formando pequeñas chorreras, como más nos gustara. Tampoco es algo que surgiera a partir de los 60. Antes, igualmente se usaba; aquí os dejo unas muestras…

»–¿MB también impuso el traje negro de fallero?
–Sí, él cambió los trajes. Se iba a la Ofrenda de particular, uno con traje, otro con blusón, otro de torrenti, otro con corbata, el otro con una flor en el ojal... El traje que algunos llaman ‘traje de cucaracha’ nos igualó a todos. Nos igualaba y era económico.»…  Extracto de la entrevista «El traje que algunos llaman de cucaracha, nos igualó a todos» por Pedro Ortiz para el diario Las Provincias en 2012.
Puede que MB, realmente quisiera unificar los bolsillos y los modelos, pero por desgracia, por este motivo, los hombres dejaron de lucir los bondadosos trajes del pasado y pasaron a la sobriedad de la chaquetilla –simulando la chupa antigua— y pantalón negro, sobre camisa blanca con chorrera, fajín de distintos colores –dependiendo del cargo que desempeñara en la falla—, borlas al tono –vestigio de los barrets de nuestros mayores—, y zapatos de calle. El prototipo llegó a convertirse en imprescindible para cualquier acto oficial e incluso se podía sancionar al caballero que no lo utilizara. Esta otra instantánea, también de la ofrenda, corrobora el arraigo que tomó El uniformismo fallero en los 70.






Las ilustraciones sucesivas, corresponden a las décadas de los 60 y 70…

En la primera, de 1966, pese a que todos los niños y mozalbetes, lucen uniformados, los adultos siguen llevando trajes de calle. Es obvio que las modas, impuestas o no, no se homogenizan por igual en todos los sectores.

En esta, el caballero impone la banda a una niña con corpiño de M/L negro y sin escote, rematado por puntillas. El señor luce el traje del uniformismo fallero de JCF en el que se observa que la chaquetilla es de raso con mucho brillo, tal como solían ser los chupas de los torrentís antiguos. Además, usa lazada en la camisa.
Pero no todas las señoritas exhibían los rigurosos corpiños negros como vemos en esta impronta de 1965, donde la FM de una barriada valenciana, porta un hermoso traje con jubón escotado de color y mantilla blanca
Lo mismo sucede en esta otra impronta de una Presentación Fallera, donde los caballeros y jóvenes van con el traje fosco de JCF, sin embargo, pese a que las niñas llevan corpiños negros cuello caja, algunas señoritas utilizan jubones de M/C del mismo tejido que las faldas.
En pleno apogeo del uniformismo fallero, surge otra moda con ímpetu: la minifalda. En este caso, los hombres no cambiaron su vestimenta; pero, las mujeres acortamos nuestras faldas.
1967. Primeros vestigios de la minifalda en una señorita. El Presidente le impone la banda con el uniforme correspondiente a su cargo: fajín y borlas rojas.
Presentación infantil, donde la niña va acompañado con un vocal de la comisión masculina –fajín y borlas de color morado—, que luce con orgullo numerosos bunyols e insignias.

El uniformismo fallero de los 70...
En la primera imagen, la FMV y su Corte de Honor. Como detalle significativo, la manga acampanada del corpiño de la primera dama, un detalle tomado de la moda hippy imperante en esos años –pantalones acampanados igual que las mangas de las camisas.
Señorita preparada para La ofrenda, luciendo corpiño M/L cuello caja negro con mixtura de La moda internacional minifaldera.
Papás con el riguroso traje masculino de JCF, portando a sus hijas en sillitas de bebé hacia la Ofrenda.
Máximo esplendor del periodo del uniformismo fallero. Desfile de los miembros de la JCF luciendo su traje con todo el orgullo del mundo. Aquí se diferencian algunos colores de los fajines...
También algunos famosos, usaron el traje del uniformismo fallero…

 
Pese a que el uniformismo fallero comenzó a decaer en los 80, años después se siguió utilizando. Ejemplo, esta formidable fotografía de   Francisco y Norma Duval en los 90.




Como ya he dicho, en los 80 comenzaron a recuperarse los ropajes de nuestros progenitores: fueron los hombres más osados, los primeros en usarlos pese a las miradas hoscas de sus compañeros o incluso los insultos… Como todas las modas, impuestas o no, tienen un tiempo de adaptación y conviven con las modas anteriores o las más novedosas.

En esta composición de 1983, aparece un torrentí junto a los trajes del uniformismo fallero duchos por los hombres de aquellos años.



Posado de la década de los 80, donde el mozalbete luce el traje del uniformismo con una variante: la chaquetilla es de terciopelo y se ha alargado.


Entrega del Bunyol amb fulles de llorer en la Lonja de Valencia, 1984. Todos los componentes de la comisión masculina lucen con el traje de JCF. Se distinguen los diferentes cargos de la falla por las tonalidades de los fajines.


En la actualidad, muchos hombres durante Las Fallas suelen optar por llevar pantalón largo rayado, camisa blanca, chaleco, faja y manta al hombro.

Por suerte, se están recuperando los trajes legendarios de nuestros abuelos… Ya sean negrillas, calzón, chupetí, chupas, torrentís, saragüell u otros avíos tanto del vestuario masculino como del femenino, no lo olvidemos.

Esta estampa es un maravilloso ejemplo del renacimiento de nuestros trajes tradicionales…
Feliz fin de semana Halloween. ¡Divertíos! ;-)
Un abrazo, Marian
©Marian Genovés
Bibliografía
Diario Las Provincias.es
Llibret de la Falla Mocador de Sagunt, apartado La evolución de la indumentaria valenciana desde finales del siglo XVIII hasta  nuestros días, por Marian Genovés.
Hemeroteca Qué.es diario de Valencia
Fotografías
Colecciones privadas de las hermanas Rosa y Vicen Company Méndez, Amparo Vilar, Natalia, Marian Genovés, de diferentes amigas y modistas cercanas. Algunas tomadas de Internet.
Redacción y fotomontaje, Anna Genovés













 









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