Indumentària d'un poble, un signe
d'identitat – VI. El inicio del uniformismo fallero en el hombre.
Buenas noches amigos. Antes de comenzar
con el asunto que hoy nos ocupa: El inicio del uniformismo fallero
masculino, hablaré, desde
mi humilde punto de vista, del quid de la cuestión que lo puso en funcionamiento.
Quiero decir: ¿Por qué surgió? Sin olvidar que se intentó modernizar
algunas piezas utilizadas por nuestros antepasados, como se aprecia en el retrato
que encabeza esta entrada. Pero de esto, ya hablaremos en otro apartado…
He leído muchos documentos relacionados con dicho contenido, y puedo
aseguraros que algunos eran bastante confusos. Si nos ajustamos a la palabra “uniformismo”,
podemos decir que, mayoritariamente, todos los uniformismos (entiéndase los referidos
a la indumentaria), se han llevado a cabo por una cuestión muy simple: homogeneizar
la vestimenta en los componentes de un determinado conjunto, para evitar la
diferenciación social o los gustos particulares del individuo. Algo que introdujimos
en la entrada anterior: Indumentàriad'un poble, un signe d'identitat – V. La década de los 50.
Por otro lado, no hay que olvidar la postguerra española, cuya herida
abierta sangró durante décadas y fomentó que los españoles vistieran con prendas
similares al uniforme militar. El vestuario de la sociedad de
aquella época, fue el claro reflejo de las carencias que
sufría. Pero, ¿cómo repercutió en el uniformismo fallero? Muy sencillo: equilibrando
la indumentaria de los grupos corales y de danzas de la
Sección Femenina de la Falange, y, por extensión, a los diferentes contextos
culturales. Entre ellos, las comisiones falleras, que unificaron el extenso vestuario
de nuestros mayores.
Es un tema espinoso que deberíamos
tratar como parte de nuestra historia contemporánea; el uniformismo fallero ocupó varias décadas de nuestras fiestas
josefinas. Justo en 1939 la Junta Central
Fallera (institución que regula las Fallas), comenzó a desarrollar su
actividad y, en 1945, se constituyó con un organigrama que todavía sigue
vigente. La fecha exacta del año en el que Juan Martín Belda acopló estas ideas
a los atavíos de los festejos falleros de Valencia, es algo muy discutido. Según
unos textos fue en 1954. En otros, casi una década después... Sucede que, como
en todas las “modas”, impuestas o elegidas, cuando llegan, no todos las
utilizamos.
Así pues, en
distintas imágenes del mismo año, unos caballeros lucen uniformados, y otros
con traje de calle o como lo hacían nuestros predecesores: de torrentí o
labrador. Tal como vemos en las distintas fotografías que acompañan este capítulo.
Una cosa está clara, las imágenes del uniformismo
fallero anterior a la década de los 60, son casi inexistentes… Si tenéis
alguna fotografía a mano, estaría encantada con vuestra colaboración, y, por
supuesto, la incluiría en este artículo.
Un abrazo muy
fuerte y gracias por seguirme, Marian
©Marian Genovés – mayo 2015
P.D. En la siguiente entrada: Indumentària
d'un poble, un signe d'identitat – VI. El inicio del uniformismo fallero en la
mujer. O, ¿por qué no? Diferencias
entre las prendas que llevaban nuestros precursores y las que utilizaron los
hombres que vistieron el uniformismo
fallero. Hay mucho de lo que hablar. Iremos, poco a poco.
Fuentes:
Valenpedia, la hemeroteca valenciana. Diario
Las Provincias.
ABC hemeroteca.
Blogs de asociaciones culturales y de
diferentes Fallas.
La evolución de la
indumentaria valenciana desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días – parte II. Llibret de la Falla
del Mocador de Sagunto 2009, por Marian Genovés.
Imágenes tomadas de internet o cedidas de
colecciones privadas.
Redactora, Anna Genovés.